viuda Azaña

La viuda de Azaña rechazó en dos ocasiones repatriar sus restos

Se lo ofreció el Gobierno de Adolfo Suárez en 1977 y el Rey Don Juan Carlos en 1978

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Don Juan Carlos y Doña Sofía, con la viuda de Azaña, en México en 1978 – ABC

La viuda de Manuel Azaña, que fue presidente de la II República, rechazó en plena Transición repatriar a España los restos de su marido, fallecido en Montauban (Francia) en 1940. Dolores Rivas Cherif se negó primero en 1977, ante el ofrecimiento del Gobierno de Adolfo Suárez, y volvió a negarse después, en 1978, cuando se lo propuso el Rey Don Juan Carlos durante la visita que le hizo en México, donde ella residía.

Azaña había dejado dicho «que propaguen mis doctrinas si se cree conveniente, pero mi cuerpo es de la tierra donde caiga», según informó entonces Régulo Martínez, presidente honorario de Acción Republicana Democrática Española, y su familia ha respetado, hasta ahora, esa decisión.

A pesar de que el presidente de la República dejó clara su voluntad de permanecer enterrado en Francia, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, anunció el pasado viernes la intención del Ejecutivo de volver a intentar repatriar los restos de Azaña y de otros «hombres y mujeres importantes» de la historia de España, donde deben recibir «honores».

En la Transición, dentro del espíritu de reconciliación y concordia, se ofreció a las familias de las autoridades muertas en el exilio que trasladaras sus restos a España, donde serían enterrados con los honores que les correspondieran por su rango, pero no todas quisieron hacerlo. Sí se pudieron repatriar a España los restos de Alfonso XIII, fallecido en Roma en el exilio en 1941, y de numerosos políticos republicanos que habían fallecido en el destierro.

Entre otros, se repatriaron los restos de los presidentes de la II República Niceto Alcalá-Zamora, muerto en Buenos Aires en 1949, y Diego Martínez Barrio, fallecido en París en 1962, así como los de Francisco Largo Caballero, que fue presidente del Gobierno durante el primer año de la Guerra Civil y murió en París en 1946, y los del ministro republicano Indalecio Prieto, que murió en México en 1962.

También se venía intentando desde 1958, durante el franquismo, la repatriación de los restos del poeta Antonio Machado, muerto en Colliure (Francia) en 1936, pero su hermano se negó y allí siguen.

Artículo original Almudena Martínez- Fornés https://www.abc.es/

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