DOMINGO, Marcelino

(En Política, Nº 31. Enero-febrero, 1999). Por José Esteban

[Tortosa (Tarragona), 1884-Tolouse, 1939]

Quien fuera, y sigue siendo una de las figuras más apasionantes del republicanismo español, Marcelino Domingo, escribió una vez: "Soy republicano. El régimen de gobierno es esencial para todo hombre de categoría moral. Sólo es accidental cuando la categoría moral del hombre desciende". Palabras de una actualidad acuciante entre nosotros, hoy, a los sesenta años de su muerte.

Hijo de un oficial de la Guardia Civil, nación en Tortosa (Tarragona). Cursó estudios de magisterio y comenzó a colaborar, muy joven, en la prensa barcelonesa. Se inició en su destacada vida política como republicano federal, difundiendo el republicanismo laico y radical en el delta de Ebro. En 1909 fue elegido ya concejal en el Ayuntamiento de Tortosa y en 1914 diputado por esta circunscripción, como republicano independiente.

Junto a Layret y Alomar fundó el Bloque republicano autonomista, que en 1917 da lugar al Partido Republicano Catalán, que presidió.

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Durante la huelga de  este mismo año, Marcelino Domingo fue encarcelado por los militares en las Atarazanas de Barcelona. Su encarcelamiento, en el influyó notablemente la campaña antimilitarista que había desarrollado en la sección Marruecos, sangría y robo, del diario La Lucha, provocó grandes  protestas, ya que no había sido respetada su condición de parlamentario, y pronto fue puesto en libertad (noviembre de 1917).

Su incansable actividad  política le llega a las Cortes por Barcelona, en 1918. Activo conspirador contra la dictadura de Primo de Rivera, sufrió prisión y persecuciones. Vivió en el exilio parisiense en compañía del socialista Indalecio Prieto. En 1929, junto a Álvaro de Albornoz, José Díaz Fernández, Victoria Kent, José Salmerón y otros eminentes republicanos, fundó el Partido Republicano Radical Socialista, en clara ruptura con el ya desacreditado Partido Radical de Alejandro Lerroux.

Ya en Madrid, formó parte del gobierno provisional como Ministro de Instrucción Pública y artífice, desde este puesto, de la creación de escuelas y de impulsar la instrucción primaria, para luchar contra el analfabetismo imperante en la España monárquica.

Dejó este puesto a Fernando de los Ríos y pasó a ocupar la cartera de Agricultura. Se negó, entonces a subir el precio del trigo, 25.000 toneladas en la primavera de 1932, lo que le valió la enemistad de los insaciables terratenientes agrícolas.
En 1934 fundó, junto con Manuel Azaña, Izquierda Republicana y volvió al Ministerio de Instrucción Pública en 1936, con el triunfo del llamado Frente Popular. Restableció entonces la coeducación suprimida durante el "bienio negro" y reanudó su programa de construcción de escuelas.

Al ser elegido Azaña Presidente de la República, ocupó la presidencia de Izquierda Republicana.

Fue miembro de la delegación española que visitó a León Blum para recabar ayuda del gobierno francés al iniciarse la guerra civil. Viajó entonces, por el mundo para dar a conocer la realidad española y defender la legalidad republicana. A comienzos de 1939, con la salud muy deteriorada por el esfuerzo sobrehumano que supuso la actividad en los años de la guerra pasó a Francia, donde falleció días después angustiado en el lecho de muerte por la suerte de los soldados republicanos en la hostil nación vecina.

Marcelino Domingo fue uno de los grandes y últimos regeneracionistas españoles. Seguidor del lema "escuela y despensa", defendió la europeización de España, "que era lo mismo que decir que el hombre y la tierra dieran su máximo esfuerzo.Su total rendimiento.Costa señalaba todo un programa de gobierno, de buen gobierno, que comenzaba en el peón caminero y tenía término en la fuente de Estado".

Pensó y sintió España, y sobre ella nos dejó páginas tan emocionantes como luminosas en sus libros ¿Qué España? (Madrid, 1925) y ¿Adónde va España? (Madrid, 1930).

Dedicó  parte de su tiempo a escribir para el teatro (Juan sin tierra, El pan de cada día, Doña María de Castilla, etcétera); novelas (Un visionarioEl burgo podrido y Santa Pecadora); e infinidad de artículos sobre lo más diverso y acuciante que le tocó vivir, y nos dejó el impagable testimonio de su paso por la política (La experiencia del poder, La revolución de octubre o La escuela en la República y algunos otros).

A pesar de sus miles de páginas, se sintió siempre un político que prefirió la política a toda actividad humana."Creo que un país de  tan escaso espíritu civil como España y de tan desaforada incontinencia como la del Estado español, los hombres con la leve conciencia de su responsabilidad han de interesarse por la política y actuar en ella. Es tal vez, el único medio de evitar que España acabe de morir".

Pero siempre entendió la política como política republicana y al servicio de una España federal, y nos dejó este mensaje para los republicanos de hoy, que somos nosotros. "Soy republicano, lo sería en Inglaterra, donde el monarca apenas existe;lo sería en Italia, donde la Monarquía ha realizado la unidad nacional. ¿Cómo no serlo en España?. En España, la forma de régimen no sólo es esencial por doctrina, sino que lo es por dignidad civil y por conveniencia nacional. Soy federal. En España existen confundidas en una desarticulada e injustificada unidad del Estado, distintas nacionalidades, y han de desvincularse, pactando por propio y mutuo consentimiento un nuevo estatuto, en el que las nacionalidades tengan libertad dentro de la Federación, y los Municipios libertad dentro del Estado, y el hombre dentro de la Federación, el Estado y los Municipios: plena y absoluta libertad".

Sabias palabras y dignas de recordarse hoy. Marcelino Domingo, como otros republicanos, sabía muy bien que las autonomías dividen y desunen y solamente el federalismo es capaz de unir.