GALÁN RODRÍGUEZ, Fermín

(En Política, Nº 19. Marzo-abril 1996). Por José Esteban.

[San Fernando, 1899-Huesca, 1930]

El célebre capitán Galán, héroe y adelantado de la Segunda República española, fusilado en Jaca en diciembre de 1930, cantado por los poetas republicanos, llevado a las tablas por Alberti y biografiado por los novelistas sociales Díaz Fernández Arderius, intelectual y escritor, dejó en la fecha de su muerte una interesante novela: La barbarie organizada. Esta novela fue publicada en 1931, como un prólogo de su hermano, también militar, Francisco Galán.

Ya en vida había publicado Nueva creación (Editorial Caro Raggio), colección de ensayos sociales de la que llegaron a lanzarse hasta cuatro ediciones.

Muerto, se estrenó su drama Berta, con discreto éxito de crítica, y en 1934, desde la prisión de Montjuich, cartas políticas, escritas durante su encierro de cuatro años en la prisión militar barcelonesa por decisión de Primo de Rivera. Como obras de próxima aparición se anunciaban varios ensayos de sociología y un tomo de obras de teatro no aptas para ser representadas, que incluía las piezas HortensiaUna prueba de amorEl Loco y Transición que desconozco si llegaron a publicarse durante la época republicana.

Su pensamiento doctrinal (si así puede llamarse), expresado en Nueva creación, tiene puntos de contacto con Bakunin y Marx, autores que conocía bien. Pero, frente al segundo y su concepción materialista de la Historia, oponía el juego de los instintos (el individual y el colectivo) para llegar un concepto puramente ético de la sociedad. Para Fermín Galán la política "ya no es sólo arte, sino ciencia", y su fórmula económica se basaba en tres principios: "Propiedad e usufructo, individual y colectiva. A todos y cada uno, según su capacidad y su esfuerzo físico. Administración de la riqueza por la propia colectividad, organizada al efecto en sus dos aspectos sociológico y económico."

Fascinado por su libro (nada que alucine tanto al ser humano como el vapor de la inspiración literaria), Fermín Galán pensó ingenuamente en la influencia decisiva de la letra impresa sobre las multitudes, llevándose un tremendo desengaño.
Pero donde Galán expone mejor sus dotes de escritor es en la novela La barbarie organizada. Reportaje novelado, se suma a la literatura pacifista en tomo al problema de Marruecos, con claros antecedentes en Sin novedad en el frente y en las españolas El blocao e Imán.

Narrada en primera persona su forma novelesca es una simple excusa para crear un reportaje duro sobre las condiciones de vida de un hombre en el Tercio, tanto en la retaguardia como en la primera línea. Desolación, soledad, incomprensión, inepcia, bajas pasiones egoísmos, bravura, muerte, etcétera, son los ingredientes principales de la narración, hábilmente mezclados.
Gustavo Pedrol, joven arruinado por una vida miserable Y sin horizontes, se alista en el Tercio con el fin de encontrar alguna salida a su situación. Desde este momento todo un desfile alucinante tiene lugar; toda una visión del problema colonial vista desde el ángulo del soldado, del que lucha, del que conoce la psicología del moro y del mando, del que sufre -como Vance en Imán- la Historia.
Novela adelantada de la Historia, tal y cómo definía Díaz Fernández a muchas novelas sociales, La barbarie organizada es un documento de primera mano para conocer cuáles eran las realidades sociales y morales del hombre español en aquellos trágicos momentos, cuál la brutalidad de unos y otros, cuáles los móviles civilizadores.

Al final de la novela, Gustavo Pedrol, que ha perdido a todos sus compañeros, ya licenciado de su permiso, cruza el Estrecho y pisa tierra española. El tren avanza y se encuentra completamente solo. Solo en medio de una civilización, exuberante con la que nada tiene que ver, y tiembla pensando en el momento de apearse. El momento en que tenga necesariamente que incorporarse la espléndida barbarie organizada que es nuestra civilización.

Acorde con el pensamiento del autor, a novela rezuma rebeldía por todos los poros. Pero se trata de una rebeldía impotente, triste, que deja su sitio a la soledad. Y se cierra, como hemos visto en una meditación desolada sobre la situación de cada uno en la barbarie organizada, de la que el personaje autor sería al final una de las víctimas. Ya que, como cuenta su hermano en el prólogo de la novela, a su asesinato contribuyeron todos- monárquicos republicanos socialistas. Unos, con su actuación abominable, al margen de todo derecho. Otros, con su intencionada omisión, desprovista de toda sensibilidad e hidalguía. La barbarie organizada habría de tener una víctima más: Fermín Galán".

De decidida vocación militar, había nacido en San Fernando (Cádiz), en 1899. Cursó estudios preparatorios en el Colegio de Huérfanos de la Guerra,en Guadalajara. ingresando más tarde en la Academia de Infantería de Toledo. Perteneció al ejército de Africa desde 1919 a 1925, prestando servicios en la Policía indígena de Ceuta y, más tarde, en el Tercio. Conocedor de la realidad marroquí y decidido a evitar toda acción bélica en la colonia, ya que creía firmemente en la inutilidad de la lucha armada en la pacificación del territorio, concibió varios proyectos de paz, que fueron rechazados. Herido en 1924, en la acción de Yemaa de Gabal en la zona de Tetuán, se hizo acreedor a la Laureada. Trasladado luego al Hospital Militar de Carabanchel, se inicia en el conocimiento de las ciencias sociales, sintiéndose preocupado por el amoralismo de la sociedad. Comienza a escribir entonces La barbarie organizada, 1925. Sublevado contra la Dictadura de Primo de Rivera en 1926, es condenado a la pena de seis años y un día, de la que fue amnistiado en 1930 y destinado al Regimiento Galicia con plaza en Jaca (Huesca).

Puesto desde allí a disposición del Comité Revolucionario que se había constituido en San Sebastián para implantar la República, ante las indecisiones y contradicciones de los partidos os republicanos, decide levantarse en Jaca el 12 de diciembre de 1930. Dominado prontamente su pronunciamiento, es apresado y fusilado después en Huesca, juntamente con el capitán García Hernández, el 14 de diciembre de 1930.

Considerado corno un típico exponente de la juventud de 1930, ligado a los intelectuales revolucionarios, colaborador en sus revistas y partícipe en sus programas regeneratorios, Fermín Galán llegó a ser, durante los primeros años republicanos, una de las figuras más populares y estimadas, "síntesis y emblema de nuestra generación", "creador de la República" y "el único que supo cumplir sus compromisos revolucionarios".

¡Aquí son nocivos hasta los artistas! ¡Hay qué ver que teatro y qué novela tenemos! ¡Así está la clase media!, fueron una de sus opiniones manifestadas en una conversación.