LEZAMA, Antonio de

(En Política, Nº 70. Diciembre, 2018). Por José Esteban

[La Guardia, 1882-Madrid, 1971]

En julio de 1923, el poeta bohemio Armando Buscarini, una de las figuras más patéticas de la literatura española, dedicaba al periodista republicano Antonio de Lezama su folleto Por el amor de Dios, del siguiente y también patético modo:

"Señor:

En las noches tristes y desoladas, en la noches crueles del invierno, mientras duermen los proceres su felicidad, yo le esperaba a usted temblando, en la puerta de su casa. La esperanza de su llegada combatía mi incertidumbre y yo esperaba contento y sereno, con resignación.

Al fin le veía venir, a lo lejos, descubriendo su figura altiva y el brillo de sus lentes.

Yo salía a su paso, saludándole tímido y le preguntaba candoroso:

- D. Antonio, ¿cuándo me va usted a publicar los versos?

Yo sé, querido maestro, que usted se ha enternecido al verme y creo en la evidencia de que al cerrar tras de sí la puerta de su casa se le ha escapado alguna lágrima. Vd. tiene la mano justiciera que sabe compensar los sacrificios y creo con sinceridad que usted es de los pocos hombres que saben comprender mi dolor. Por eso le quiero, le respeto y le dedico mi libro. (1)" (Armando Buscarini. Julio 1923).

Este don Antonio de Lezama (La Guardia, 1882-Madrid, 1971) no era otro que el celebre periodista y activista republicano, redactor primero de El Liberal, fundador de revistas ilustradas como Hoja de Parra, en 1911, junto a Pedro Gómez Hidalgo, así como El Libro Popular, en 1913. En 1919 creó junto a Luis de Oteyza y otros compañeros el diario La Libertad, de corte republicano radical.

En estos años publicó su novela corta Los caballeros de Alcántara: en tierras de odio y sangre (Novela de la guerra de Marruecos), 1922, donde había oficiado de corresponsal.

Redactor-jefe de La Libertad hasta 1931, que alcanzó la subdirección del diario, ejerció desde sus páginas una radical oposición al dictador Primo de Rivera. Conocido masón, fue uno de los fundadores del Partido Radical Socialista, y compañero de lucha política de Marcelino Domingo, Largo Caballero, Miguel Maura y Alcalá Zamora, a los que había conocido en la cárcel. Proclamada la segunda República, por la que tanto había luchado, no aceptó ningún puesto de los que le ofrecieron, colaborando solamente en programas educativos.

Sí participó y mucho en la guerra civil, primero desde las páginas de La Libertad, y luego como comandante y como comisario de una Brigada Internacional. Terminada la contienda, el periodista se vio obligado a pedir asilo en la embajada de Chile en Madrid. Allí le acompañaron dieciséis republicanos más, entre ellos Santiago Ontañón, Antonio Aparicio y otros.

Tras dieciséis meses de exilio en su propia tierra, estos asilados decidieron publicar una revista literaria, con el fui de entretener sus ocios, a la que llamaron La Luna (2). Sus redactores, Antonio Aparicio, Aurelio y Julio Romeo, José Campos, Antonio de Lezama, y Santiago Ontañón. Como director figuraba Pablo de la Fuente. Fueron numerosos los trabajos que Lezama publicó en esta revista única. Entre sus ensayos destaca, "El fracaso de la generación del 98".

En noviembre de 1940, fue evacuado de la Embajada y exiliado en Chile. Afincado en la capital, Santiago, trabajó como profesor de literatura y biblioteconomía. Colaboró en el diario vespertino Noticias de Última Hora, en España Libre y en publicaciones masónicas como Citerior, Occidente y Revisa masónica de Chile, y, durante algunos años, actuó como representante extraoficial del Gobierno Republicano en el Exilio. Colaboró también con José Ricardo Morales, Santiago Ontañón y Edmundo Barbero en la Escuela de Arte Dramático fundada y dirigida por Margarita Xirgu en 1941 e integrada con posterioridad en la Universidad de Santiago de Chile.

Como narrador es autor de El arco en la cueva (La Novela semanal, 1925), así como varias piezas teatrales, Ama que huye (Comedia dramática en un acto) (Madrid, El Liberal, 1909), escrita en colaboración con Enrique Feijoo, y de otras varias obras teatrales en un acto, en colaboración con su amigo Enrique Meneses.

NOTAS

(1). El bohemio y desarrapado y desamparado Armando Buscarini encontró en el bondadoso republicano Amonio de Lezama una especie de refugio y auxilio, del que abusó hasta conseguir cansar al periodista. En agradecimiento le dedicó varias de sus poesías y libros. ¿Le amparaba y le publicaba sus versos Lezama por afinidad geográfica ? El periodista era de Laguardia (Rioja alavesa) y Buscarini de Ezcaray (Rioja). El caso es que entre 1921 y 1926 le publicó una docena larga de poemas, y, a cambio, consiguió que el poeta le persiguiera y le esperara a la puerta de su casa una noche sí y otra también.

(2) la luna puede ser considerada una de las primeras revistas del exilio español. Escrita por ocho de los diecisiete españoles refugiados en la Embajada chilena, mientras esperaban permiso para abandonar España. Editada entre noviembre de 1939 y junio de 1940, fue publicación independiente, intelectual, republicana, y típica ya de la España exiliada y vencida. Ilustrada por el escenógrafo Santiago Ontañón, que realizó ciento treinta y tres ilustraciones en color. Su único ejemplar original se conserva encuadernado en cuatro volúmenes en la Biblioteca Central de la Universidad de Chile, en su capital Santiago. Pero existe una reedición de la revista, que incluye la reproducción facsimilar del primer número y la reproducción de todas las ilustraciones de Santiago Ontañón.