Cada año se ha elegido el día 21 de marzo como el Día mundial de la poesía. Desde la Asociación Manuel Azaña queremos invitar a nuestros lectores a practicar la buena costumbre de leer poesía y de paso hacer un pequeño homenaje a algunos poetas que se afiliaron a Izquierda Republicana o que estuvieron cerca de la figura de Manuel Azaña
Antonio Machado (1875-1939)
El caso más notable fue el de Antonio Machado, quien en plena guerra civil se afilió a IR en Valencia, el 30 de marzo de 1937. El 14 de abril se proclamó la República en toda España. Machado fue uno de sus protagonistas. “¡Aquellas horas, Dios mío, tejidas todas ellas con el lino más puro de la esperanza, cuando unos pocos viejos republicanos izamos la bandera tricolor en el Ayuntamiento de Segovia! . . . Recordemos, acerquemos otra vez aquellas horas a nuestro corazón. Con las primeras hojas de los chopos y las últimas flores de los almendros, la primavera traía nuestra República de la mano. La naturaleza y la historia parecen fundirse en una clara leyenda anticipada o en un romance infantil: “La primavera ha venido / del brazo de un capitán. / Cantad, niñas, en corro: / ¡Viva Fermín Galán!”.
LA MUERTE DEL NIÑO HERIDO
Otra vez en la noche… Es el martillo
de la fiebre en las sienes bien vendadas
del niño. —Madre, ¡el pájaro amarillo!
¡las mariposas negras y moradas!
—Duerme, hijo mío. —Y la manita oprime
la madre, junto al lecho. —¡Oh, flor de fuego!
¿Quién ha de helarte, flor de sangre, dime?
Hay en la pobre alcoba olor de espliego;
fuera, la oronda luna que blanquea
cúpula y torre a la ciudad sombría.
Invisible avión moscardones.
—¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?
El cristal del balcón repiquetea.
—¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!
Juan José Domenchina (1898-1959)
Hijo de una familia de ingenieros de caminos, publicó sus primeros poemas a los diecinueve años, El poema eterno (Madrid, 1917), prologado por Ramón Pérez de Ayala. Más tarde inició en las páginas de El Sol su impagable labor como crítico literario, bajo el seudónimo de Gerardo Rivera, que se haría famoso. Cuando Azaña funda Acción Republicana en 1925 cuenta con el poeta Domenchina y así mismo en 1934, cuando se funda Izquierda Republicana. Desde entonces, hasta su exilio, ya no se separó de su amigo y mentor.
Las oficinas de Presidencia siguieron establecidas en el palacete de la entrada de la Castellana. “Llevóse allí (Azaña) de subsecretario a Enrique Ramos, y en calidad de secretario particular a Juan José Domenchina, conocido poeta entre los jóvenes y amigo nuestro desde los tiempos de “La Pluma”. Era muy devoto de mi cuñado y asiduo de la tertulia del Regina y bienquisto de aquella compañía selecta“, escribió Rivas Cherif.
DESTIERRO
Es la noche sin fin, la desvelada
noche, que con sus filos de cuchilla
implacable recorta en amarilla
muerte, nuestra silueta enajenada.
Vivir, cuando vivir no vale nada,
equivale a sembrar, con la semilla
infecunda, el dolor, que tanto humilla;
de una existencia rota y postergada.
Y el insomnio repite inexorable
el paso de la vida irrevocable,
que, sin dejarse de sentir, se aleja.
¿Dónde nos llevará, tan sin camino,
tan juguete irrisorio del destino,
nuestra razón destartalada y vieja?
Antonio Espina (1894-1972)
“Tiene Antonio Espina –escribió Gómez de la Serna en la Cripta de Pombo- una sonrisa turbadora, descreída y perorante que atrae. Le esperamos todas las noches de los sábados como a uno de los más puros y entendidos personajes de Pombo, de los que pueden tomar parte en todas las sonrisas, cosa que es más verdadera y difícil que el tomar parte en todas las discusiones”. Tras la victoria del Frente Popular se decide a entrar en política, cosa que había rechazado en diferentes ocasiones. Azaña le nombra primero gobernador Civil de Ávila, del que pasa a Baleares, pocas semanas antes del 18 de julio de 1936. De este particular modo Espina salvó la vida. Su sustituto en el Gobierno Civil de Ávila fue otro importante escritor, también de Izquierda Republicana, Manuel Ciges Aparicio, que fue fusilado a la entrada de las tropas franquistas en la ciudad amurallada.
CLARO DE LUNA
Por la estrella que vuela en el aire
en la noche sosegada,
y por el giro de esa estrella que vuela en la noche
y se apaga.
Y por la leyenda de los ojos que mienten
y mandan.
Y por esa sosegada noche
de la estrella lejana…
Risa de amor que dice: estrella… estrella…
palabras… palabras…
El jardín pálido que la Luna esmalta,
capa blanca del diablo,
damasco chino, amarillo de la Luna nevada…
ya no estabas.
Yo lo sabía porque el piano sonaba
a sombras raras.
Yo lo sabía,
sólo la loca tecleaba,
la Luna bruja de la capa blanca.
Y entonces vi del astro amarillo
el rubio de oro, oro del astro
de la Ignorada.
Supe de la leyenda de los ojos que mienten
y mandan.
Y de la Noche caía la Luna blanca.
Risa del mal que dice amor… amor…
de la estrella incendiada.
Juan Ramón Jiménez (1881-1958)
Frente a algunas opiniones interesadas, que lo presentaron siempre como un hombre aislado en su torre de marfil, Juan Ramón Jiménez fue un verdadero republicano, que murió en el exilio y se negó a volver a la España franquista. Ya su marcha en 1936, se debió a cumplir un encargo de su amigo y presidente de la República, Manuel Azaña, y las muchas tentativas para integrarlo a la España de los vencedores fueron inútiles: el poeta volvió a su patria embalsamado y con más gloria que nunca. Detenido el presidente Azaña por el gobierno derechista de Gil Robles, en octubre de 1934, firmó un manifiesto dirigido “A la opinión pública”, contra esta detención. Igualmente dio su firma y apoyo ante la leve condena contra el teniente de la Legión que asesinó vilmente al periodista Luis Sirval. Asimismo se manifestó contra la terrible represión en Asturias, en 1935, y contra la condena al poeta y escritor Antonio Espina. Su fiel Juan Guerrero, lo anotó así: “(…) Hay mucha gente que ante una cosa así, sólo mide su conveniencia, y firman solamente aquello que creen les puede servir de utilidad o de vanidad, pero hay que pensar sólo en al justicia de las cosas”. (Juan Ramón de viva voz). Igualmente alzó su voz contra la corrupción que alcanzó a Lerroux durante el llamado “bienio negro”. En marzo de 1936 se adhirió a la Unión Universal por la Paz, junto con Azaña, Machado, Casona y otros intelectuales comprometidos. En mayo, Azaña es elegido presidente de la República y Juan Ramón le dedica su último libro Canción, “A Manuel Azaña, de su amigo de siempre, Juan Ramón Jiménez”.
BANDERA ESPAÑOLA (17 abril 1931)
Hermosa flor,
la ardiente primavera
nos ha tornado la bandera
de la esperanza entera:
¡Trabajo, alegría y amor!
¡Viva
la libertad verdadera!
¡Viva
la igualdad verdadera!
¡Viva
la fraternidad verdadera!
Sobre el tedio, la sombra y el rencor,
¡al cielo de la paz la bandera,
a la tierra de todos la bandera,
al mar hermano la bandera
de nuestra vida entera!
¡Trabajo, alegría y amor!
(Fuente: Arturo del Villar. Juan Ramón Jiménez, un poeta republicano.)