Azaña va describiendo los problemas de su generación, la de 1914, pero también “alienta el propósito de persuadir a nuestros conciudadanos de que hay una patria que redimir y rehacer por la cultura, por la justicia y por la libertad.” y pretende “sentar las bases para organizar democráticamente el Estado desde la vida local, acabar con el alejamiento de la vida cultural europea [… y deseando que de esta Casa surja un soplo de aire vivo, que rice y purifique las aguas infectas de este pantano que es la vida política alcalaína”.

Don Manuel Azaña Díaz nació el 10 de enero de 1880 en la C/ Imagen nº5 de Alcalá de Henares, fue Presidente de la Segunda República de España (1936-1939), y falleció en el exilio el 3 de noviembre de 1940 en la ciudad de Montauban (Francia) perseguido por la Gestapo alemana y la dictadura franquista hasta después de su muerte.
Estudia en Alcalá hasta el bachillerato, comienza estudios de Derecho en El Escorial y regresa a Alcalá ejerciendo una gran actividad periodística con un grupo de amigos. Pasa cinco años en Madrid siguiendo cursos de doctorado y en 1903 regresa a Alcalá donde permanece otros siete años y en 1909 vuelve a Madrid donde ejerce de Auxiliar en la notaria del Ministerio de Gracia y Justicia pero no se desvincula de sus amigos ni de Alcalá.
Es en este contexto y a requerimientos del concejal socialista Fernández Quer, cuando Azaña, ya doctor en Derecho pero aun sin adscripción partidista, pronunció el 4 de febrero de 1911 la que sería su primera conferencia política con el título “EL PROBLEMA ESPAÑOL en la inauguración de la Casa del Pueblo de Alcalá de Henares, de la que extracto sus siguientes reflexiones.
Azaña va describiendo los problemas de su generación, la de 1914, pero también “alienta el propósito de persuadir a nuestros conciudadanos de que hay una patria que redimir y rehacer por la cultura, por la justicia y por la libertad.” y pretende “sentar las bases para organizar democráticamente el Estado desde la vida local, acabar con el alejamiento de la vida cultural europea [… y deseando que de esta Casa surja un soplo de aire vivo, que rice y purifique las aguas infectas de este pantano que es la vida política alcalaína”.
Después de explicar los problemas que aquejan a la nación, Azaña se pregunta: “¿queda algún lugar abierto a la esperanza? y se responde: “Indudablemente si queda. […] ninguna incapacidad natural aflige a nuestro pueblo que le impida acelerar el paso y recuperar el puesto perdido. […] Queremos una transformación de nuestro régimen económico, público y privado, […] Queremos variar el sistema tributario, de suerte que quien más tenga pague más; queremos acercar el trabajo al trabajador, que el trabajo sea reproductivo e imposible la vida del parásito, llámese como se quiera.”
Y continua: “En lo político necesitamos, como una condición indispensable, la revisión de todas las instituciones democráticas […] purificándolas de todos los falsos valores que sobre ellas o a sus expensas se han creado, […]¿Democracia hemos dicho? Pues democracia. […] No odiéis ni os apartéis de la política, porque sin ella no nos salvaremos.” “Si la política es arte de gobernar a un pueblo, hagamos todos política y cuanto más mejor, solo así podremos gobernarnos a nosotros mismos e impedir que nos desgobiernen otros”.
Alude a la enseñanza, a la instrucción y educación pública sobre bases científicas, al cultivo de la inteligencia y la formación del carácter, “sin esos principios todo se viene al suelo”. “Los medios que han de operar para esa transformación proviene de un sentimiento, que es una fuerza, es el localismo, el apego a lo local y de un instrumento que es el Estado”.
Azaña caracteriza ese localismo como “una inclinación natural, un movimiento instintivo, porque el municipio es la sociedad política más inmediata a nosotros,” ¿no sentís latir todavía vuestro corazón de alcalaínos cuando alguna ofensa… hiere lo que consideráis honor y gloria de nuestra ciudad? ¿Para qué este apego a lo local? Para hacer del municipio una escuela de ciudadanos.
Aquí Azaña nos interpela a vecinos y vecinas cuando nos invita, “a asistir al ayuntamiento para hacerse oír. […] Si no os interesa,.. que vuestra calle no se empiedren, que vuestros abastos no se vigilen, que vuestros enfermos no tengan asistencia ¿Cómo podréis interesaros, p.ej. en que se reformen los tributos… y la enseñanza sea gratuita y verdadera?… si no sabemos proscribir a tantos que del cargo concejil hicieron granjería ¿Cómo vamos a dirigir nuestros golpes a lo alto?” TOTALMENTE ACTUAL
P.D. Apuntes recogido de una edición facsímil (ver foto), impresa el 22 de mayo de 1987,con motivo de la inauguración en Alcalá del Monumento a Azaña. Ejemplar original cedido por la familia San Luciano y que debería estar en todas las bibliotecas, colegios e institutos.
Artículo original de Fernando Gomecello Rodríguez en https://www.alcalahoy.es/