El Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática le ha adjudicado un estudio que persigue además ubicar el campo de concentración franquista que había en el municipio.

La Asociación Manuel Azaña (AMA), con sede en Talavera, va a iniciar un estudio para identificar el campo de concentración y las rosas de Navahermosa. Se trata de un estudio propuesto por la asociación, a instancias de familiares de fusilados en esta localidad próxima a Talavera, para el que contará con la financiación del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática. Desde la Subsecretaría de Política Territorial y Memoria Democrática se le ha adjudicado el contrato para la realización de este estudio, con un presupuesto de 17.908 euros y un plazo de ejecución de cinco meses.
En este tiempo, la asociación recabará la información necesaria en archivos como el Registro Civil de Navahermosa, para confirmar la existencia de este campo de concentración y las rosas donde fueron enterradas víctimas de la represión franquista y de la que todo se conoce por tradición oral.
Tal y como ha explicado a La Tribuna Ignacio Cabello, investigador de la AMA, lo que se persigue es la identificación de las víctimas y la realización de las biografías de los represaliados que se encuentran en las fosas del cementerio de Navahermosa, consultando y cruzando los datos del libro registro de entierros/ inhumaciones, comparándolos con las inscripciones de defunción del Registro Civil. Se consultarán los archivos locales de los municipios incluidos dentro de la demarcación de Navahermosa como cabeza de partido judicial y otros archivos.
Sobre esta cuestión, Cabello recuerda que en Navahermosa, al ser entonces el centro comarcal desde el punto de vista judicial, se instaló un tribunal militar, que llevó a cabo la instrucción de los consejos de guerra de los apresados en los diferentes municipios por estar involucrados en los gobiernos de la República para ser sentenciados.
Cabello recuerda que, entre las sentencias que se aplicaban, estaba una por adhesión a la rebelión, que conllevaba pena de muerte. «Nuestro estudio se corresponde con buscar todos aquellos que fueron juzgados, sentenciados por adhesión a la rebelión y fusilados en Navahermosa», incide el investigador, quien explica que se va a identificar el nombre de las víctimas.
Al respecto, Cabello indica que, por ley, estaban obligados a través de una orden del Gobierno de Franco, a ser inscritos en el Registro Civil. De ahí que su trabajo se llevará a cabo en el Registro Civil para «fotografiar todas las inscripciones registrales de los que fueron fusilados en Navahermosa, de los distintos municipios y de otros municipios».
Desde la asociación desconocen cuántas víctimas de la represión franquista hay allí enterradas en fosas y este estudio será «la primera fase para poder llegar a una posible exhumación de los restos de las personas que fueron enterradas en el cementerio de Navahermosa».
Sin embargo, el investigador apunta a la existencia de un posible problema, ya que se acometió un cambio en la estructura interna del camposanto y «se vendieron parcelas donde estaban las fosas en las que habían sido enterrados los republicanos fusilados».
Sí se mantiene «una pequeña zona donde hay un monolito en honor a los que lucharon por la República» donde figura ya el nombre de las personas que fueron fusilados y enterradas allí.
Todo esto se cotejará ahora con la documentación del Registro Civil y, en el caso de que exista un libro de enterramientos del cementerio municipal, «saber dónde estaban ubicadas esas fosas para poder localizarlos y hacer un pequeño mapa de fosas de la antigua distribución del cementerio para ubicar dónde estaban». Cabello explica que, en ocasiones son fosas comunes y, en otras utilizaban las fosas comerciales del propio cementerio
Todo este proyecto surge «a raíz de que varias familias nos solicitaron saber dónde estaban los cuerpos de sus familiares y si era posible la exhumación de los mismos», explica el investigador. Una vez realizado, y en función de cómo fuera la remodelación del cementerio, si se localiza «dónde estaban ubicados, se podrá o no realizar una exhumación», aunque «eso es una fase distinta» a la que ahora ocupa a la asociación.
Campo de concentración. Además, como indica Cabello, en los municipios que contaban con este tribunal militar y juzgados «siempre había un campo de concentración». Estos solían ser «una casona, una antigua fábrica, una casa solariega, un convento» o «casonas que habían sido intervenidas durante la guerra por las colectividades agrarias que se habían juntado para ocupar tierras. «Eran utilizadas muchas veces para poder acumular allí a la gente de los distintos municipios hasta que los fueran juzgando», explica el investigador.
Según señala, lo que se pretende con este estudio también es «saber y ubicar dónde estuvo el campo de concentración de Navahermosa», que se cree que estuvo en la antigua fábrica de harinas La Milagrosa, algo que deberá confirmarse ahora con este trabajo.
«Ahí estuvo mucha gente que luego pasaban a la cárcel y después eran fusilados todos aquellos que eran condenados a pena de muerte o se les redistribuía a cárceles y a otros lugares de rango superior a medida que iba pasando el tiempo», añade Cabello. Al respecto, apunta que muchos de ellos pasaron sus días en la cárcel de la Seda en Talavera, que llegó a contar con más de 2.000 presos en el año 1940, entre otras.
La característica especial del de Navahermosa es «que no aparece reflejado en ningún sitio», a excepción del libro de Carlos Hernández de Miguel, si bien «no aparecen ni las fosas ni los que fueron fusilados en Navahermosa».
Por ello, el estudio que va a llevar a cabo la Asociación Manuel Azaña es «inédito» y de ahí la importancia de afrontar esta tarea para poner luz sobre una cuestión que, a nivel oficial, no consta en el mapa de fosas estatal del Ministerio de Presidencia y la Universidad de Castilla-La Mancha, que es quien se ocupa de elaborar el mapa de fosas de esta región.
Cuando se constate la existencia de estas fosas, se darán de alta en el mapa de fosas y, de esa manera, los familiares de los fusilados «podrán tener en cuenta sus derechos para poder recuperar los cuerpos s de sus familiares, si así lo consideran y si se puede, debido a que ha sido remodelado el cementerio y puede haber problemas en cuanto al derecho funerario».
Artículo original Lola Morán Fdez La Tribuna de Toledo