VALLE-INCLÁN, Ramón Mª del (Ramón José Simón Valle Peña)
(En Política, Nº 26. Marzo-Abril, 1998). Por José Esteban
[Vilanova de Arousa, 1866-Santiago de Compostela, 1936]
En Divinas Palabras (1920), Valle Inclán hace decir a Céptimo Miau, vagabundo y saltimbanqui, aludiendo y envidiando a Francia. "Allí es república, como debiera serlo en España. En la república manda el pueblo,usted y yo, compadre". Se trataba simplemente de un anticipo acerca de la actitud que adoptará más adelante, cuando la ocasión se muestre propicia.
Después del golpe de Estado de Primo Rivera, Valle Inclán, como tantos otros españoles, vio necesaria y urgente la marcha de Alfonso XIII. Para conseguirlo puso todo su empeño. Primero, ridiculizando al dictador y, segundo, con letrillas que se hacían pronto populares, entrando a formar parte del rico folklore satírico de España.
"Alfonso, tan pestaña
y ahueca el ala,
que la cosa en España
se pone mala".
Otros versos similares circularon con su nombre por Madrid.
"¡Alzate pueblo español
y cuélgate de un farol!
¡Qué baile la tarantela
con toda su parentela!
Desde la reina británica
A la Eulalia, cabra hispánica.
Desde el príncipe homofílico
Hasta el Fernando el amílico.
Desde el infante zancudo,
Estúpido y sordomudo,
Hasta la infante Isabel del cartel.
¡Qué todos saquen al sol
la lengua, pueblo español!"
Pero no se queda en eso la posición de Valle Inclán. Muy a su pesar se había convertido como Unamuno, en una especie de líder. Parece ser que firmó el llamado Pacto de San Sebastián, de 14 de octubre de 1930. Cuando llega la República, tan deseada por la gran mayoría del pueblo español, el genial escritor contesta a Romanones."Palabras de un gran poeta de España. Don Ramón Valle del Inclán nos cuenta con sus impresiones y sus inquietudes republicanas. "¿Cómo es posible, escribe, que se hablara de semejante cosa? (Se refiere a la abdicación de Alfonso XIII en su hijo). ¿Quién era él para abdicar en una persona determinada, si la facultad de nombrar sucesor y regente sólo corresponde a las Cortes? Un rey puede en cualquier momento renunciar, abdicar, no. Se renuncia a. Se abdica en. Este "en" significa que ha de elegirse al heredero del poder real, y eso no puede hacerlo nunca un monarca constitucional sin que las Cortes lo autoricen. Muchas y gravísimas infracciones de la Constitución había cometido don Alfonso, esa, la de la abdicación en el infante, hubiera sido la más enorme de todas". (El Sol, 6 de julio de 1931).
Al enterarse que el rey había abandonado la capital, don Ramón reclamó a Alcalá Zamora se rectificase la injusticia cometida al permitirse su evasión. Como muchos otros españoles, Valle Inclán pensaba que las obras y actuaciones de Alfonso XIII, merecían un ejemplar castigo público. "La República", escribió, "debe ser servida por los hombres que puedan servirla. Es cuestión de hombres. Creo que lo más urgente, lo que inmediatamente debe preocuparnos es hacer la República. La República no está hecha todavía. Vivimos en interinatura. España tiene necesidad apremiante de construir la República seriamente. Y para ello hay que elegir los hombres que deben y pueden asumir esa responsabilidad. ¿Cuáles son? ¿Acaso los republicanos que antes sirvieron a la monarquía y que en este servicio fracasaron? Si esos hombres no supieron gobernar victoriosamente en condiciones mucho más favorables que las actuales, o sea dentro del cuadro político de un régimen secular, ¿qué confianza pueden inspirar al pueblo en que hay que crear toda una España nueva?".
La sagacidad de Valle Inclán queda una vez más patente.