Héroe de la Guerra de Cuba, represor en las manifestaciones obreras de los años veinte, apasionado de las carreras de galgos e importante figura dentro de la masonería española. Así podría describirse al Comandante Alfredo Giménez Orge, jefe de la escolta del presidente de la República Manuel Azaña al que acompañaría a Francia tras la Guerra Civil, convirtiéndose en uno de sus hombres de confianza hasta su muerte. Hoy sacamos del anonimato la historia de un personaje apasionante y completamente desconocido en España. Gracias a un estudio pormenorizado de su hoja de servicios, así como de información de gran valor del Archivo de Salamanca hemos podido reconstruir la biografía de este militar que podría ser digna de película o de un libro de aventuras.
Con apenas 18 años, en 1892, Alfredo ingresó somo “soldado voluntario” en la Compañía de la Escuela de Clases del Colegio de Huérfanos de Infantería María Cristina. La situación económica de su familia tras la muerte de su padre no era demasiado buena por lo que no le quedó más remedio que enrolarse en la Infantería española como soldado raso aunque a él le hubiera gustado haber estudiado para ser militar de carrera. Como veremos más adelante, su vida terminaría dando un giro radical unos años más tarde.
Recién ingresado en el Ejército ya despuntaba dentro de su compañía y al año siguiente a su incorporación fue promovido por “elección” al empleo de cabo, siendo destinado al Batallón de Cazadores de Alba de Tormes número 8, batallón que años atrás había brillado durante las guerras carlistas. Como “cazador” estuvo destinado en Getafe y Zaragoza, participando en numerosas operaciones de montaña en Huesca y Jaca. En 1894 fue ascendido “también por selección” a sargento (tenía 20 años). En esta ocasión tuvo que dejar su batallón para marcharse al Regimiento de Infantería del Infante número 5, aunque siguió prestando servicio en la guarnición de Zaragoza hasta 1896.
Héroe en la Guerra de Cuba
Por estas fechas en Cuba, una de las últimas colonias españolas, se estaban produciendo revueltas y levantamientos de la población local contra los intereses de nuestro país. Varias guarniciones habían sido atacadas en diferentes puntos de la isla empezando así una guerra que se prolongaría hasta 1898. Miles de jóvenes españoles, militares profesionales o reemplazos, fueron enviados hasta Cuba para combatir a los insurgentes. Entre ellos estaba Giménez Orge que fue se tuvo que trasladar en enero de 1896 junto enrolado dentro del Batallón Expedicionario de su regimiento. Abandonó Zaragoza por tren el 20 de enero para llegar a Barcelona el mismo día donde embarcó en el Vapor Colón, ya por la noche. Tras nueve días de navegación, finalmente llegó con su batallón al puerto de La Habana el 29 de enero de este 1896.
Sin apenas descanso y exhausto por el viaje, el sargento Giménez y su batallón fueron enviados el mismo día de su llegada hasta la zona de operaciones de Catalina de Güines. Aunque la tensión era palpable en la zona, su primer contacto con el enemigo tardó en llegar. En concreto se produjo en la madrugada del 29 de marzo de ese 1896 en una zona conocida como las Lomas del Cucuyo. En su hoja de servicios no hay más detalles de su primer combate como militar, sin embargo, se dice que apenas dos días después de ese enfrentamiento armado con rebeldes cubanos, su batallón fue enviado a San José de las Lajas, donde las tropas españolas estaban sufriendo importantes reveses en la guerra de guerrillas.
Sabemos que Giménez Orge participó a las órdenes del Coronel Bernardo Areces en los famosos combates de Tienda de Gamuza el 7 de junio de 1896 en la zona conocida como las Lomas del Triunfo. Tras los combates quedó encuadrado en el Batallón de San José de las Lajas, participando en la Batalla de los Guayabitos el 8 de octubre donde las bajas españolas fueron muy significativas. En esta batalla, desarrollada en la zona de Pinar del Río, las tropas españolas tuvieron que emplearse a fondo para detener (a balloneta calada) el avance del General cubano Antonio Maceo. Por su “acción heroica”, Alfredo fue condecorado con la Cruz de Plata al Mérito Militar con distintivo Rojo, consiguiendo dar un paso de gigante en su trayectoria profesional “por méritos de guerra”.
El 29 de diciembre de este año regresó hasta la Habana para ingresar en la Academia Preparatoria Militar donde realizó el curso de ascenso a teniente segundo. Giménez Orge tenía claro que su objetivo en la vida era ser militar de carrera como lo había sido su padre hasta su repentino fallecimiento unos años atrás. En esta academia estuvo hasta el 8 de febrero de 1897 cuando se incorporó “ya como oficial” a su Batallón, regresando a zona de operaciones. Este año participó en numerosos combates entre los que destacan la batalla de los Montes de Echevarría (01 de marzo), Perico Pozo (14 de abril), Abra Venturosa (28 abril), Inglesito(6 de abril), Santa Ana (6 de junio), Lomas del Taburete (16 de septiembre) o Chiprés (15 de diciembre). En todos estos combates estuvo a las órdenes del General Hernández de Velasco.
Giménez Orge comenzó el 1898 a las órdenes del Comandante Pedro Rivera, el oficial español de más graduación que se encontraba en la extrema vanguardia durante las operaciones militares desarrolladas en la zona de Santa Paula. Nuestro protagonista fue uno de sus hombres de confianza hasta que Rivera resultó herido de muerte en un contrataque cubano en el que las tropas españolas se vieron cercadas en el poblado de la Candelaria entre los días 25 y 30 de abril. Éste fue quizás uno de los momentos de más tensión que tuvo que hacer frente durante la guerra el teniente Giménez.
Más adelante se incorporaría al Regimiento de Infantería Saboya número 6 en el que participaría en los combates contra tropas insurrectas en el Novillo el 12 de junio. Por su participación en esta escaramuza le fue concedida la Cruz de Primera Clase del Mérito Militar.
En un hospital cubano y de regreso a España
A lo largo de este año participó en otras operaciones hasta que fue enviado al puesto avanzado de la Costa Norte de Cuba donde permanecería hasta el 5 de agosto, fecha en la que tuvo que ingresar en el Hospital Militar de Cárdenas tras sufrir unas fiebres muy altas. Le dieron una licencia de cuatro meses para recuperarse en la península, sin embargo se quedó en “expectativa de embarque” en la Habana durante varias semanas. Finalmente el 27 de noviembre de este 1898 consiguió salir de Cuba a través del Vapor Correo Montevideo. Por entonces, la guerra ya estaba más que perdida para España tras la incorporación al conflicto de EEUU.
Giménez Orge fue un héroe de la Guerra de Cuba. Estuvo a punto de ser hecho prisionero
Alfredo llegó al puerto de Barcelona el 15 de diciembre de 1898, cinco días después de que se firmara el Tratado de París por el que España renunciaba a sus dominios en Cuba que declaró su independencia. Por lo tanto, el teniente Giménez se encontraba navegando rumbo a España cuando definitivamente perdimos nuestras últimas colonias.
Un año después de regresar de Cuba y aprovechando la medalla que recibió por su valor en Pinar del Río, consiguió ingresar como alumno en la Academia de Caballería de Valladolid. Se incorporó a la academia el uno de septiembre de 1900, permaneciendo en la misma hasta julio de 1903, fecha en la que terminó sus estudios ya como “teniente segundo” de la escala activa. Por aquel entonces, tenía casi treinta años, una edad demasiado alta para un oficial recién salido de la academia, sin embargo, no hay que olvidar que Alfredo Giménez Orge había empezado su andadura militar como soldado raso a los 18 y había ido escalando rangos “por méritos propios” hasta lograr la oficialidad.
Su primer destino como teniente de Caballería fue el Regimiento de Cazadores de Galicia número 26 con sede en La Coruña, curiosamente su ciudad natal. En 1904 participó en la escolta del mismísimo Rey de España Alfonso XIII en un viaje a Santiago de Compostela. Un año más tarde fue destinado a Burgos y posteriormente a Zaragoza al Depósito de Sementales. En 1907 realizó el Curso en la Escuela Superior de Guerra aunque volvería muy pronto a la guarnición de Burgos donde realizaría servicios en la guarnición de la ciudad.
En 1909 empezaría a participar en diferentes concursos hípicos que se celebraban en la geografía española, compaginando su participación con sus quehaceres militares. Entre 1910 y 1911 formó parte de la escolta del Rey en una visita que hizo a Burgos y posteriormente también le escoltó en sus desplazamientos a Bilbao y San Sebastián. Era a todas luces una premonición de lo que pasaría con nuestro hombre años más tarde cuando se proclamó la República en 1931.
Reprimiendo manifestaciones
El 10 de octubre de 1911 le enviaron desde Burgos y hasta Bilbao para participar en la represión de las “alteraciones del orden público” que se había producido en esta ciudad debido a una huelga de obreros. Fue condecorado por su actuación en esos disturbios y a partir de ese instante también pasó a formar parte como profesor de la academia de cabos que iban a ser destinados a la “sección de obreros” de Caballería, una especie de unidad antidisturbios creada en 1912 para luchar contra las huelgas y movimientos sociales.
Hasta 1915, año en el que ascendió a Capitán, no se produjeron grandes cambios en la vida de Giménez Orge, más allá de que finalizó de manera muy exitosa un curso en la Escuela Central de Tiro. Un año después fue premiado con un viaje al extranjero por sus jefes por su implicación a la hora de realizar una memoria de actividades de su regimiento . El viaje no lo pudo realizar finalmente por el desarrollo de la I Guerra Mundial.
En 1917, ya al mando de un escuadrón, fue enviado hasta Santander para prestar de nuevo “servicio de mantenimiento de orden público” con motivo de una huelga general organizada por UGT y el PSOE que tuvo lugar en toda España. Estando en la capital cántabra organizó una partida urgente hasta Torrelevega donde se habían levantado barricadas. También participó en la protección de lugares estratégicos de la capital cántabra como la Estación Norte, la red de tranvías santanderinos o la línea del ferrocarril cantábrico. Al frente de su escuadrón dirigió partidas nocturnas para evitar reuniones de los huelguistas, sorprendiéndoles en muchos casos e incluso practicando detenciones en los campos de Albericia. También realizó servicios de protección de los astilleros y del polvorín de Santander. Fruto de su trabajo Giménez Orge fue felicitado por el Capitán General de la Plaza, felicitación de la que queda constancia en su hoja de servicios. Debido a su participación en los sucesos de Santander fue nombrado socio honorífico de la Sociedad Hípica Montañesa.
Este mismo año también sería felicitado personalmente por los Reyes de España (Alfonso XIII y Victoria Eugenia) tras haber participado en un concurso hípico que tuvo lugar en el hipódromo del Paseo de la Castellana. Por estas fechas su vida militar se empezó a tranquilizar tras ser destinado como profesor a la Escuela Central de Tiro del Ejército de Madrid (tenía por aquel entonces 44 años). Su vida cambiaría en 1924 cuando fue destinado de nuevo a una unidad de acción como era el Regimiento de Lanceros de Borbón, 4º . Se incorporó al regimiento cuyo Estado Mayor estaba en Burgos en diciembre de este año haciéndose cargo del escuadrón de ametralladoras.
Fue en 1925 cuando ascendió a Comandante, incorporándose al año siguiente en situación de “disponible” a la Primera Región Militar (zona de Madrid y el centro de España), situación en la que se encontraría hasta el año 1931. En la hoja de servicios de nuestro protagonista no constan detalles de las actividades que hizo el ya Comandante Giménez entre 1926 y 1931. Llama la atención que durante toda esta década no fue enviado a Marruecos donde se estaba celebrando la campaña del Rif y donde los militares profesionales de Caballería eran muy cotizados.
Tenemos conocimiento por medio de unos documentos localizados en el Archivo de la Memoria Histórica que Giménez Orge sintió cierta simpatía por la Sublevación de Jaca promovida por los capitanes Fermín Galán y Ángel García en 1930. A todas luces, ya se podía vislumbrar que las ideas de nuestro hombre podían ser republicanas o partidarias de poner fin a la Monarquía. Una vez proclamada la República el 14 de abril de 1931, formó parte de la Comisión Ejecutiva del Monumento a los “Mártires de Jaca” que se iba a levantar en la ciudad aragonesa por estas fechas.
Su acercamiento a Manuel Azaña
Aunque es más que posible que ya se conocieran de antes, Giménez Orge fue nombrado en verano de 1931 (cuatro meses después de la proclamación de la República) ayudante de campo de Manuel Azaña, por aquel entonces Ministro de la Guerra. Creemos que fue el propio Azaña el que le nombró personalmente su “ayudante” por la proximidad ideológica que sentía hacia su partido, Izquierda Republicana. De hecho, Francisco Giménez Orge (hermano de Alfredo y también militar) estaba afiliado por aquel entonces al partido del político de Alcalá de Henares.
La influencia de Azaña en Giménez Orge fue enorme (o al revés) como comprobaremos más adelante. Tan solo estuvo seis meses trabajando codo con codo con él pero tenemos conocimiento de que participó en la redacción de la conocida como ‘Ley Azaña’ que pretendía modernizar y democratizar el Ejército. Desde entonces apareció en un sinfín de actos de carácter político para convencer a los oficiales de las Fuerzas Armadas de las ventajas que tenía el sistema republicano para la sociedad castrense. En los periódicos de la época hay constancia de muchas de estas conferencias que tuvieron lugar en Madrid (algunas de ellas en el Cuartel de la Montaña), Córdoba o Valencia. También este año compatibilizó su puesto como ayudante del Ministro de la Guerra con el nombramiento que le hicieron de Jefe del Grupo de Escuadrones de Auto Ametralladoras y Cañones.
En enero de 1932 fue nombrado jefe de la escolta del Presidente de la República que por aquel entonces era Niceto Alcalá Zamora. Su nombramiento apareció en todos los periódicos de la época en los que se destacaba tanto su profesionalidad como su clara adhesión a la República. Debido a su cargo tuvo que acompañar en todo momento al político cordobés en sus desplazamientos por España: con él visitó las ciudades de Segovia, Toledo, San Sebastián o Santander. Tuvo que hacer frente a situaciones de gran estrés como la Sansurjada que sorprendió a Alcalá Zamora en el Palacio de la Granja. Tras conocer el levantamiento militar, Giménez Orge acompañó al presidente de la República a su regreso a Madrid junto a una veintena de escoltas ya que existía peligro de que el mandatario de Priego pudiera tener algún problema con los golpistas.
Mientras dirigía la escolta del presidente de la República, Giménez Orge siguió haciendo “buenas migas” con Manuel Azaña, del que había sido su “ayudante personal”. De manera clandestina, en el mes de febrero de 1932, tanto el político como el militar se iniciaron en el mundo de la masonería. La fecha clave es el día 2 de febrero día en el que los dos ingresaron en dos logias diferentes: Azaña lo hizo en la Logia Matritense y Giménez Orge en la Logia Ibérica de Madrid. Nuestro hombre tenía por aquel entonces 58 años y sabemos que por aquel entonces residía en un pabellón para oficiales solteros en el Cuartel de Pacífico (Vallecas) de Madrid.
La incorporación a la masonería
Hemos podido confirmar estas informaciones a través de varios documentos encontrados en el Archivo de Salamanca. Se trata de documentos del año 1943 que proceden del Tribunal para la Represión de la Masonería. En ellos aparece el nombre de Giménez Orge vinculado estrechamente a la Logia Ibérica desde 1932. En esos documentos se dice también, que aunque empezó su etapa como masón con “los hermanos de la Ibérica”, años más tarde asumiría cargos de gran responsabilidad en la Gran Logia Regional del Centro. Entre los cargos que aparecen en la investigación del Tribunal destacan:
– “Gran Tesorero” de la Gran Logia Regional del Centro según consta en el “cuadro de dignidades” que la citada logia dirige con fecha del 22 de junio de 1934 a todas las logias y triángulos de la federación. También ocupa el cargo de gran tesorero de la Comisión Ejecutiva de esta logia según aparece en el cuadro anterior. Sabemos que en el año 1937, Giménez Orge seguía ocupando este cargo de gran tesorero por un escrito que consiguió neutralizar el Ejército Franquista poco tiempo después de terminar la guerra.
– “Representante” de la Gran Logia Regional del Centro ante el Gran Consejo Federal Simbólico según el escrito que dirigió este consejo a la Logia Acacia número 18 de Barcelona con fecha del 18 de agosto de 1938. En el escrito se pide a esta logia barcelonesa que remita el “cuadro lógico” de la misma “por conducto al hermano Giménez Orge”.
– En octubre de 1937 la Gran Logia Regional del Centro redactó un decretó en el que aparecían reflejadas las condiciones reglamentarias para ser elegidos “Gran Maestre” de dicha logia por parte de sus miembros. Entre los candidatos se encontraba Alfredo Giménez Orge. Este documento también fue interceptado tras la Guerra Civil por el Ejército Nacional.
Aunque Alfredo Giménez Orge se podría haber retirado del Ejército el 24 de noviembre de 1934 (con sesenta años, según su hoja de servicios), no lo hizo y siguió ocupando el cargo de jefe de la escolta presidencial pese a encontrarse en situación de “reserva”. Además de acompañar a Alcalá Zamora en todos y cada uno de los actos que celebraba como presidente de la República, también participó en diferentes presentaciones de credenciales diplomáticas de los nuevos embajadores que llegaban a Madrid. De estas actuaciones hay constancia en los medios de comunicación de la época a los que hemos tenido acceso a través de la Hemeroteca Nacional. En junio de este 1934 nuestro personaje tuvo que ser operado (desconcemos el motivo) en el Hospital Militar de Madrid por el mismísimo doctor Gómez Ulla. Durante las dos semanas que tuvo que permanecer ingresado, el Comandante Giménez recibió la visita de Alcalá Zamora.
Hemos descubierto también que por estas fechas Giménez Orge vibraba con un hobbie desconocido hasta la fecha: las carreras de galgo. En periódicos como La Libertad o el Diario El Sol hay numerosas referencias al Comandante por participar varios de sus perros en el viejo canódromo de Carabanchel en carreras y torneos. Curiosamente uno de sus galgos más afamados de Madrid se llamaba Escolta y el otro Pichi I.
En el año 1935 fue nombrado ayudante del Presidente de la República y Secretario del Cuarto Militar del mismo. Simultaneó estos cargos con la jefatura de la escolta de Alcalá Zamora hasta que tras las Elecciones de 1936, Manuel Azaña se convirtió en el nuevo presidente de la República. Los dos viejos amigos se volvían a encontrar, aunque en realidad nunca habían llegado a separarse: su contacto era directo ya no solo a nivel político sino también a nivel oculto. Ambos ocupaban cargos de responsabilidad en sus respectivas logias masónicas. En lo estrictamente profesional, siguió ocupando las mismas funciones con Azaña que con Alcalá Zamora.
El inicio de la Guerra Civil
El 18 de julio de 1936 sorprendió al Comandante Giménez junto con Azaña en el Palacio de la Quinta del Duque del Arco, un pequeño palacete de caza situado en el corazón de El Pardo. El presidente de la República se había marchado a descansar unos días hasta este precioso rincón a escasos kilómetros de Madrid a principios de julio. Fue allí donde le informaron de que se había producido un alzamiento militar en Marruecos y que en Madrid había algunas guarniciones que se encontraban sublevadas. Como jefe de la escolta, Giménez Orge se tuvo que emplear a fondo para convencer a Don Manuel de marcharse de El Pardo y desplazarse a toda prisa a Madrid ante la amenaza de que los oficiales rebeldes del Regimiento de Ingenieros pudieran detenerle en el mismísimo palacete de la Quinta. Nuestro protagonista introdujo al presidente en uno de los tres coches de la escolta trasladándole hasta el Palacio Nacional donde estaría “más seguro”.
Ni Azaña ni Giménez Orge volverían nunca más a la Quinta. En una ocasión el político republicano le llegó a decir a Negrín, cuando éste era presidente del gobierno, en tono de broma:
“Cuando gane usted la guerra, Negrín, me permitirán ustedes que deje de ser presidente de la República, a cambio de que me nombre usted para el cargo que más me gusta. El de guarda mayor y conservador perpetuo de El Pardo, con mero y mixto imperio dentro del monte, para hacer de él lo que en cualquier país de gusto estaría hecho desde hace mucho tiempo. Sin retribución alguna, ni otra recompensa que el derecho a vivir en cualquiera de estas casas, no en palacio, ciertamente”.
Durante la Guerra Civil el jefe de su escolta siguió los pasos de Azaña. Ante la proximidad de las tropas nacionales a Madrid, tanto el gobierno de la República como el propio presidente de la misma abandonaron la capital para marcharse a Valencia y Barcelona. Se instaló con él en la ciudad condal donde a punto estuvo de morir durante los enfrentamientos entre comunistas y anarquistas en mayo de 1937. Un grupo de anarquistas le retuvieron y desarmaron cerca de la central de Telefónica hasta que comprobaron que realmente estaba a las órdenes de Azaña. Lo que nunca supieron aquellos milicianos que le apuntaron con sus armas es que el hermano del Comandante Giménez (Francisco) estaba al mando de una columna del POUM en Guadalajara.
En 1937, con 63 años, Giménez Orge abandonó el cargo de jefe de la escolta del presidente de la República por su avanzada edad, ocupando su puesto otro oficial de Caballería gallego llamado Cándido Viqueira. Pese a desvincularse de la seguridad más inmediata de Azaña, el militar de nuestra historia siguió muy cerca de él, manteniendo su puesto de ayudante de campo. Por cierto, el 12 de enero de 1937 consiguió su ansiado ascenso a Teniente Coronel.
A través de la Biblioteca Virtual de la Defensa hemos localizado otro ascenso muy interesante de Giménez Orge. En el boletín del Diario Oficial del Ministerio de Defensa Nacional, con fecha 6 de diciembre de 1938, se le concede el ascenso a Coronel. Al parecer había presentado una reclamación formal unas semanas atrás porque consideraba que las Fuerzas Armadas no habían sido “justas” con él en materia de ascensos. Se quejaba de que no habían tenido en cuenta su antigüedad en el Ejército ni su participación en la Guerra de Cuba por el hecho de pertenecer a la rama de Infantería. Gracias a sus buenas relaciones políticas, cuando la guerra estaba tocando su fin, se produjo su ascenso a Coronel.
La Guerra Civil estaba muy cerca de terminar en febrero de 1939. Las tropas de Franco ya habían alcanzado Barcelona y miles de personas trataban de huir de España rumbo a Francia a través de la provincia de Gerona. Uno de esos fugitivos era el propio Azaña que el 5 de febrero se encontraba junto a su séquito de confianza (entre los que estaba Giménez Orge) en la localidad de La Vajol, a pocos kilómetros de la frontera francesa. Allí pasaron todos su última noche en territorio español. Ese mismo día el todavía presidente de la República hizo formar a los soldados de su escolta gritando “Soldados, viva la República”.
La marcha a Francia
Pocas horas después de aquel grito, el séquito de Azaña emprendió su marcha hasta el primer pueblo de Francia, Les Illes. Aquel séquito estaba formado, además de por el presidente de la República, su esposa, su cocinero, su médico los miembros de su escolta, el ministro José Giral, Martínez Barrio y Juan Negrín. Cuentan algunas crónicas de la época que algunos de estos individuos tuvieron que pasar la frontera a pie porque había demasiado hielo en la carretera. Dicen también que los carabineros que custodiaban los pasos fronterizos presentaron sus armas al ver al presidente de la República abandonar España.
En cualquier caso estamos cien por cien seguros de que Giménez Orge llegó hasta a Francia junto a Azaña el 6 de febrero de 1939. El periódico francés L´Est Republicain les sitúa a ambos en Perpiñán este día insinuando que Azaña podría desplazarse en pocas horas hasta país. En concreto el periódico dice lo siguiente: “La agencia Havas ha entrevistado al General Masquelet (jefe del gabinete militar de la presidencia de la República) y al Comandante Giménez Orge (jefe de la Guardia Presidencial) confirmando la posibilidad de que Azaña se pueda trasladar a París”. La noticia aparecía firmada en Perpiñán el 6 de febrero aunque los informadores no eran del todo concisos: Giménez no era Comandante sino Coronel.
No es la única presencia de Giménez Orge en la prensa internacional tras abandonar España junto al presidente de la República. El 10 de febrero de 1939, un corresponsal del periódico polaco Siedem Groszy afirmaba que nuestro protagonista podía desplazarse desde Perpiñán hasta Hendaya con otros militares republicanos para “parlamentar con emisarios de Franco”. Desconocemos si realmente se produjo el encuentro al que hacía referencia el periodista.
A partir de estas fechas en www.guerraenmadrid.com le perdemos la pista a Giménez Orge. Existen muchas posibilidades de que siguiera unos años más en Francia hasta que empezó la II Guerra Mundial y los exiliados republicanos corrían el riesgo de ser detenidos por los nazis. Hay incluso algunas teorías que le sitúan en la localidad Montauban en 1940, lugar en el que moriría Azaña el día 3 de noviembre. Al parecer Giménez Orge tenía una gran relación de amistad con Felipe Gómez Pallete, médico personal del presidente de la República que estaba muy cerca de él por esas fechas pero que decidió suicidarse.
Sabemos que años después no regresó a España como si hizo el General Masquelet que terminaría muriendo en La Junquera (Gerona) en 1948 tras ser juzgado por Franco. Existen muchas posibilidades de que Giménez Orge se exiliara a México como hizo en los años cuarenta Cándido Viqueira (jefe de la escolta de Azaña desde 1937).
Franco tras sus pasos
Poco tiempo después de terminar la guerra, en diciembre de 1939, agentes del SIPM (Servicio de Información y Policía Militar de Franco) intentaron localizarle “sin éxito” tras encontrar documentos de él que apuntaban directamente a su pasado masónico. Estas indagaciones quedaron en saco roto hasta que en 1943 el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería trató de averiguar de nuevo su paradero.
De hecho, el presidente del tribunal emitió una orden de “busca y captura” en territorio español para intentar localizarle. Esta orden, dirigida a la Dirección General de Seguridad (DGS), fue infructuosa como hemos podido comprobar en varios documentos localizados en el Archivo de Salamanca. De hecho, la DGS apuntaba que “creían que este individuo se encontraba huido en el extranjero”. Una investigación de los Servicios Especiales del Ejército señalaba que el último domicilio conocido en España al jefe de la escolta de Azaña estaba en el Cuartel del Pacífico de Madrid pero era un domicilio antiguo con fecha de septiembre de 1936.
Un año más tarde, un informe de las Direcciones Generales de Seguridad y de la Guardia Civil confirmaban que en 1943 Giménez Orge se encontraba “huido en Francia, en una relación de refugiados españoles en dicha nación que deseaban marcharse a México en donde se le supone”.
Aquí es donde ponemos punto final al relato de Giménez Orge. Por desgracia no hemos podido terminar esta historia relatando si consiguió huir de Francia y llegar a México como apuntaban los servicios de seguridad de Franco. Si que tenemos conocimiento de que estaba soltero y no hay constancia de que pudiera tener algún hijo.
Sobre sus hermanos sí que hemos podido encontrar algo de información. Tanto Francisco como Evelio Giménez Orge fueron militares destacados durante la Guerra Civil y ambos se posicionaron en el bando republicano desde 1936. El primero participó en la defensa de Siguenza y fue nombrado más tarde Comandante Militar de Ciudad Real y Albacete. Apoyó el golpe de Casado y puso orden en esta última ciudad antes de que fuera tomada por los nacionales.Fue detenido tras la guerra y condenado a muerte por Franco, aunque su pena fue conmutada. En 1943 saldría en libertad. Evelio también tuvo protagonismo durante la guerra y tras salir con vida del Cuartel de la Montaña durante los primeros instantes de la sublevación, apoyó a los republicanos participando en la Batalla del Jarama como jefe del sector de Arganda del Rey. En 1937 fue nombrado Comandante Militar de Alcalá de Henares. No sabemos que sucedió con él una vez terminada la guerra.
Como siempre decimos en nuestros artículos, pedimos colaboración a nuestros lectores. Si alguien tiene algún detalle más sobre Alfredo Giméne Orge y su vida después de la Guerra Civil estaríamos encantados de poder publicarlo en nuestro blog y terminar así esta apasionante historia.
Fuentes consultadas
Archivo Militar de Segovia
Archivo de la Memoria Histórica de Salamanca.
Biblioteca Virtual de la Defensa
Hemeroteca Nacional
La velada de Benicarló, Manuel Azaña
Artículo original https://guerraenmadrid.net/